loader image

Hoy en día pocas personas se libran del ‘no me da la vida’ o de la agenda de microtareas diarias convulsionando de notificaciones.

Hacer-mil-cosas-a-la-vez se ha impuesto como hábito generalizado, la normalidad casi, ¿la única opción?

Cosas aparentemente inofensivas, algunas de ellas perfectamente prescindibles, pero que acumuladas acarrean una carga importante.

Sísifo estaría muy orgulloso de todos nosotros, Camus no tanto.

En los medios es frecuente la propagación de etiquetas negativas, ahora, por ejemplo, se ha extendido el uso de eso que llaman procrastinación, presentado siempre como un categórico gran mal, un defecto improductivo a corregir, vade retro.

Según la RAE sería algo así como dejar para mañana, posponer, aplazar. Se supone que esto ocurriría ante situaciones que deben atenderse y que son sustituidas por otras situaciones más agradables —no siempre está tan claro—.

Pero a ver si la procrastinación o divagar o la ociosidad no va a ser tan malo como nos cuentan.

¿No será procrastinar un contrapunto necesario a la multitarea sin fin?

¿Es una dosis saludable de flexibilidad?

Bienvenida, procrastinación —eso sí, cambia de equipo de marketing—, sin ti, estaríamos autocondenándonos a la agitación desnortada.

No sé, no parece algo inequívocamente perjudicial, incluso podría tener una función protectora y necesaria frente a la autoexigencia o el fatigoso imperativo de la hipeproductividad personal.

Como paradoja, es curioso como muchas personas atrapadas en el bucle de hacer-mil-cosas-a-la-vez, comentan hacerlo porque no quieren perder el tiempo ni quieren perderse nada; aunque no querer perder el tiempo y querer llegar a todo, igual consume todo el tiempo, o nos desaloja de él.

Hace unos días hablaba con un señor de unos ochenta años sobre las aficiones que ha tenido a lo largo de su vida, le pregunté cómo hacía para terminar todo lo que empezaba:

—Es que hago muy pocas cosas, casi ninguna.

Qué sencillo, y qué difícil.

Algo que ya intuían algunos filósofos grecorromanos hace más de veinte siglos, que menos suele ser más.

Pero nosotros buscando la última App que nos ayude a gestionar más eficientemente el tiempo…